El riesgo de colisión aumenta y se señala un posible corredor de impacto en América, África y Asia
La comunidad científica está en alerta. La NASA ha elevado la probabilidad de impacto del asteroide 2024 YR4 con la Tierra al 3.1%, una cifra que, aunque baja, representa el riesgo más alto registrado para un objeto espacial en trayectoria de colisión. La fecha señalada en el calendario es el 22 de diciembre de 2032, un día que podría marcar un antes y un después en la historia del planeta.
Un gigante con poder destructivo masivo
El asteroide, con un diámetro estimado entre 40 y 90 metros, viaja a una velocidad de más de 50,000 km/h. En caso de impactar, la explosión liberaría una energía equivalente a 7.7 megatones de TNT, suficiente para arrasar una ciudad entera, similar al impacto del meteorito de Tunguska en 1908, que devastó un área de más de 2,000 km² en Siberia.
¿Dónde podría impactar?
Según los cálculos actuales, el corredor de posible impacto atraviesa varias regiones del planeta, con probabilidades más altas en:
• Colombia, Venezuela y Ecuador (Norte de Sudamérica)
• Nigeria, Camerún y República Democrática del Congo (África Occidental y Central)
• India, Pakistán y Bangladesh (Sur de Asia)
Los expertos advierten que, si el impacto se produce en una zona oceánica, podría generar tsunamis de gran magnitud con efectos catastróficos en regiones costeras.
¿Es posible evitar el impacto?
Los astrónomos monitorean de cerca la trayectoria del asteroide con telescopios terrestres y espaciales. Aunque la probabilidad de colisión sigue siendo baja, la NASA y otras agencias espaciales trabajan en planes de mitigación. Entre las opciones está el uso de la tecnología DART (prueba de redirección de asteroides), que ya fue probada con éxito en 2022 al desviar la órbita de Dimorphos.
¿Debemos preocuparnos?
Aún es temprano para encender todas las alarmas, pero los científicos enfatizan que la situación debe seguirse de cerca. La próxima actualización sobre la trayectoria de 2024 YR4 se dará en los próximos meses, cuando nuevos datos permitan afinar las predicciones.
Mientras tanto, el mundo observa al cielo, esperando que este visitante cósmico pase de largo y no se convierta en la peor pesadilla de la humanidad.
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