Las pantallas modernas que se utilizan en automóviles armados en México —equipadas con tecnología china— enfrentan un entorno nuevo: a la vez que Donald Trump intensifica sus críticas hacia las importaciones chinas, el gobierno mexicano analiza medidas para limitar la dependencia de componentes asiáticos. UDG TV
La empresa alemana Aumovio, situada en Guadalajara, ensambla estos “displays” para marcas como Ford Motor Company, General Motors y Stellantis. Cada unidad contiene alrededor de 800 piezas que provienen de distintos países, principalmente de China, y forman parte de la compleja red de proveeduría del sector automotriz en México.
El gobierno de Claudia Sheinbaum propone imponer aranceles del 10 % al 50 % a productos, componentes y automóviles procedentes de China, Corea del Sur e India —países con los que México no tiene tratados de libre comercio—, con lo que buscaría reducir el creciente déficit comercial con el gigante asiático (que en 2024 alcanzó un récord de casi 120 000 millones de dólares).
Por otro lado, Estados Unidos sigue siendo el principal socio comercial de México bajo el pacto T–MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá), cuya revisión está prevista para el 2026. China participa de facto en la cadena norteamericana como proveedor de insumos de bajo costo y alta tecnología.
Para la industria automotriz mexicana, los aranceles representan tanto riesgos como oportunidades. Según Carlos Gómez, director de compras y calidad de Aumovio, “toda la industria automotriz nos hemos sentado a la mesa … y enseñarles la dependencia que tenemos (con China)”.
Amapola Grijalva, representante de la Cámara de Comercio y Tecnología México–China, señala que “sobre todo la electrónica … viene de China porque son de verdad muy eficientes”, y advierte que los aranceles podrían traducirse en precios más altos para el consumidor.
Sin embargo, algunas empresas ya se preparan para beneficiarse. Kold Roll, fabricante de barras de acero para el sector automotor, sostiene que ve “una oportunidad” en el nuevo contexto, gracias a que su producción es “100 % norteamericana”.
El panorama que se abre para México es exigente: deberá equilibrar su estrecha relación comercial con Estados Unidos, diversificar sus cadenas de suministro para reducir la dependencia de China y, al mismo tiempo, buscar incentivar el desarrollo de la industria nacional. La estrategia que adopte marcará la competitividad del país en el escenario global.


















Leave a Comment
Your email address will not be published. Required fields are marked with *