Hermosillo, Sonora a 08 de diciembre del 2024. Irving “N” y Jonathan Azael “N” de 16 años cada uno, son investigados por la fiscalía general de Justicia de Sonora por el presunto delito de secuestro de un hombre en Hermosillo.

El hecho de que jóvenes estén involucrados en delitos de alto impacto, como secuestro, se debe a factores sociales y familiares donde los padres de familia estén siendo permisivos y no vean de manera grave las actividades o no sepan a que se están dedicando sus hijos por la falta atención, consideró el académico de la Universidad de Sonora Francisco Javier Romero Córdoba.

“Esto está presente en conductas disruptivas o conductas agresoras de las condiciones sociales, de las normas, reglamentos y leyes, es la permisibilidad como este acto que nos va a llevar a tener un comportamiento determinado.

La psicóloga Cynthia López de PSITANE Hermosillo, explicó que cuando los menores de edad se encuentran expuestos a violencia, negligencia, incluso a carencias de reglas claves de una figura de autoridad son propensos a involucrarse en este tipo de actividades que en muchas de las ocasiones son influidos por círculos cercanos como las amistades.

“Porque muchas veces los padres están ocupados o a lo mejor son negligentes o a lo mejor no están presentes en casa y quien se encarga de cuidarlos, pues son los abuelitos, los tíos, a los mejor un vecino, incluso entra en el caso de que tue familia sea de recursos monetarios amplios, no quitamos la parte en la que la violencia se ejerce en cualquier situación”.

Aunque en Sonora la Secretaría de Seguridad ha impulsado programas en escuelas de nivel básico como “Jornadas Permanente por la Paz” con la intervención de cuerpos de seguridad pública para concientizar a los estudiantes sobre la prevención del delito y el consumo de drogas, siguen presentándose casos donde menores se son implicados.

El psicólogo Abel Gutiérrez, consideró fundamental la participación de los padres de familia, para la prevención de conductas antisociales que puedan poner en riesgo su integridad y para identificarlos, se deben de considerar conductas como la falta de convivencia con el joven, cambios en el comportamiento, encierro y falta de interés de ciertas actividades.

“Cuando un pequeño se comienza a revelar, empieza a tener un comportamiento retador ante sus mayores o ante las personas que convive que debería de tener un cierto respeto, es ahí donde debemos ayudarle a aterrizar y decirte ¡espérate!, tu papel es este”.

Los especialistas coincidieron en prestar atención total de los menores, en la transición de niña o niño a adolescente y acompañarlo en cada etapa con confianza y fomentar en ellos el deporte, alguna actividad cultural o un oficio que sea de su agrado.