Hermosillo, Sonora | 22 de junio de 2025.– En un nuevo capítulo de horror que refleja la crisis de desapariciones en Sonora, el colectivo Madres Buscadoras de Sonora localizó este domingo un cuerpo sin vida, enterrado clandestinamente en una fosa séptica dentro de un predio ubicado en la colonia La Choya, al poniente de Hermosillo.

El hallazgo fue posible gracias a una jornada de rastreo realizada por el colectivo, que alertó a las autoridades al detectar indicios claros de restos humanos en la zona. Elementos de la Vicefiscalía de Búsqueda de Personas Desaparecidas, en coordinación con agentes de la AMIC y peritos de Servicios Periciales, acudieron al sitio y confirmaron el descubrimiento de un cuerpo humano en avanzado estado de descomposición.

“El cuerpo fue localizado dentro de una fosa séptica. En el sitio también se encontraron colchones empapados en sangre, prendas de vestir, calzado y un hacha que podría haber sido utilizada para cometer el crimen”, informó el colectivo a través de sus redes sociales, donde también manifestaron la crudeza y el dolor de su labor: “Nadie imaginaría que ahí, entre el abandono y el hedor, habría una persona enterrada… enfrentamos al miedo con amor y coraje”.

La Fiscalía General de Justicia del Estado de Sonora precisó que el predio es de carácter privado y se encontraba cerrado al momento del hallazgo, por lo que fue necesaria una orden de cateo para ingresar y procesar legalmente el área. Una vez obtenida, el lugar fue asegurado perimetralmente para continuar con la inspección forense sin restricciones.

“La zona permanece bajo resguardo y se trabaja con el rigor que el caso requiere”, indicó la FGJES en un comunicado, reiterando su compromiso con las familias de personas desaparecidas y el acompañamiento a los colectivos de búsqueda.

Las Madres Buscadoras advirtieron que podría haber más restos humanos en el área, algunos con aparentes signos de tortura, por lo que se espera que las diligencias continúen durante los próximos días.

Este hallazgo en La Choya se suma a una cadena de descubrimientos recientes que han sacudido a la comunidad sonorense y han visibilizado, una vez más, el papel fundamental de los colectivos ciudadanos para confrontar la violencia, la impunidad y la desolación que deja la ausencia.