En un acontecimiento histórico para la Iglesia Católica, el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost fue elegido como el 267.º pontífice, adoptando el nombre de León XIV. Con esta elección, se convierte en el primer Papa nacido en Estados Unidos y el primero de la Orden de San Agustín en liderar la Iglesia.  
La elección se anunció tras la tradicional fumata blanca que emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina a las 18:08 horas locales, indicando que los 133 cardenales reunidos en el cónclave habían alcanzado el consenso necesario en la cuarta votación del segundo día de deliberaciones. Minutos después, el cardenal protodiácono Dominique Mamberti proclamó el esperado “Habemus Papam” desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, desatando una ovación entre los miles de fieles congregados en la plaza.  
Nacido en Chicago en 1955, Prevost posee doble nacionalidad estadounidense y peruana. Su extensa labor pastoral en Perú, donde fue obispo de Chiclayo durante más de una década, le ha otorgado un profundo vínculo con América Latina. Antes de su elección como Papa, se desempeñó como prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.  
En su primer discurso como León XIV, el nuevo pontífice expresó su gratitud por el legado de su predecesor, el Papa Francisco, y reafirmó su compromiso con una Iglesia cercana a los más necesitados, promoviendo el diálogo y la paz. Dirigiéndose en español a su antigua diócesis en Perú, destacó su deseo de continuar construyendo puentes entre culturas y comunidades. 
La elección de León XIV marca un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia Católica, reflejando su carácter universal y la creciente importancia de América en el ámbito eclesiástico.
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