Ciudad de México, 25 de febrero de 2025.- Con 97 votos a favor, el Senado de la República aprobó la reforma constitucional de No Reelección y No al Nepotismo, impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, en un hecho que marca un giro histórico en la política mexicana y busca consolidar la democracia.

El senador Heriberto Aguilar Castillo celebró la aprobación de la iniciativa, asegurando que representa un retorno a los principios maderistas que inspiran a la Cuarta Transformación, reafirmando que el poder debe servir al pueblo y no a intereses personales o de grupo.

“Con esta reforma se combate el nepotismo y se restaura la no reelección, valores fundamentales de la democracia. Aquellos que traicionaron estos principios en 2014, permitiendo la reelección consecutiva de legisladores y autoridades locales, ahora ven cómo el pueblo recupera su voz y su derecho a decidir sin que el poder se perpetúe en manos de unos cuantos”, expresó Aguilar Castillo.

La reforma aprobada elimina la reelección consecutiva en diputaciones federales, presidencias municipales, regidurías, sindicaturas, diputaciones locales y alcaldías de la Ciudad de México. A partir de 2030, ninguna persona que haya ocupado estos cargos podrá reelegirse para el periodo inmediato siguiente.

Además, la iniciativa prohíbe el nepotismo electoral, impidiendo que familiares directos o parejas de funcionarios en funciones puedan postularse para el mismo cargo en la elección siguiente, una medida que busca erradicar el influyentismo, el amiguismo y los pactos de poder que beneficiaron a grupos políticos durante el periodo neoliberal.

Aguilar Castillo recordó que la reforma de 2014 permitió la reelección legislativa como parte del Pacto por México, negociado por el expresidente Enrique Peña Nieto con PAN y PRD, una estrategia que —según el senador— garantizaba el control partidista de los espacios de poder.

“Los cargos públicos no pueden ser privilegios heredados ni herramientas de control político. Con esta reforma, devolvemos al pueblo el derecho a elegir sin la sombra de la perpetuidad en el poder. Se acabaron las dinastías políticas y el tráfico de influencias”, subrayó Aguilar Castillo.

Con esta reforma, el principio de “Sufragio efectivo, no reelección” proclamado en la Constitución de 1917 se extiende a todos los niveles de gobierno, reafirmando el compromiso de la Cuarta Transformación con la consolidación de un país más democrático y equitativo.