Hermosillo, Sonora; 13 de noviembre de 2024. En un giro de vida marcado por la resiliencia y la creatividad, Alfredo Velázquez, interno en el Centro de Reinserción Social (Cereso) de Hermosillo, ha encontrado en la artesanía una vía para la transformación personal y la enseñanza a otros. A través del Taller de Microempresarios, Alfredo ha emprendido un proyecto que no solo impulsa su propio desarrollo, sino que también ofrece la oportunidad a otros reclusos de aprender y perfeccionar habilidades artesanales.
“Yo empecé haciendo las artesanías desde que tengo uso de razón, desde pequeño, desde que miraba a mi madre haciendo figuras con la masa de tortillas”, recuerda Alfredo, quien encontró en la prisión un espacio para reconectar con su amor por la creación manual. Inspirado por estas memorias, comenzó a trabajar con materiales rústicos y reciclados, y se dedicó a aprender de otros internos con experiencia en técnicas artesanales.
Al ingresar al taller, Alfredo tuvo la oportunidad de diseñar su propio proyecto, el cual va más allá de la creación de productos: su meta es instruir y fomentar el aprendizaje entre sus compañeros. “Mi proyecto es una parte en la que no solo se trabaje, sino también se instruya, que la gente aprenda y que lo que tengan de conocimiento también los pulan”, explica, convencido de que el trabajo manual puede ser un vehículo para el cambio personal.
A través de este esfuerzo, Alfredo Velázquez se ha convertido en un ejemplo de superación dentro del Cereso de Hermosillo, demostrando que, incluso en circunstancias difíciles, es posible construir un futuro lleno de propósito y habilidades que puedan ser útiles al salir en libertad.
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